lunes, 25 de enero de 2010

Kiki...



Nunca he estado al borde de la muerte... nunca he sentido la presencia de mi ultimo momento de vida, pero aun así nadie esta exento de que en el momento menos preciso nos llegue...


De niño, joven, adulto, en cualquier etapa convivimos diariamente con la vida y la muerte. Es una constante del ser humano pasar por momentos donde se logra ver el verdadero valor que el ser Supremo (llámenle como le llamen) nos ha regalado desde el momento de llegar a este mundo: vida... Esperanza...


Creo que durante muchos años (si sigo contando con vida) voy a recordar para mi una de las más grandes imágenes que engloba lo que es vivir, disfrutar y tener esperanza... Haití nos ha dejado una profunda herida a toda la humanidad, nos ha demostrado lo vulnerables que somos en este enorme espacio, donde se nos advierte día a día que no somos los dueños y señores de este mundo, que debemos convivir en gran comunión y conciencia con esta tierra que nos da tanto y a la cual dañamos sin pensarlo si quiera...


Kiki, un niño de no mas de 10 años de edad, rescatado después de 10 días de no comer y tomar agua, creo ha sido la imagen que mas me ha podido desgarrar de esta tragedia, porque mas allá de verlo con vida salir de entre los escombros con ayuda de los cuerpos de rescate, me deja ver que a pesar de las circunstancias mas brutales y dolorosas siempre existe la mano que te ayude a salir de donde estas, y al final siempre tener la mejor de las sonrisas y los brazos bien abiertos en señal de libertad, amor y gratitud...


No dejo de ver la imagen y de preguntarme, ¿qué tanto puede uno mismo provocarse el estar mal sin ni siquiera ver mas allá de nuestros ojos y agradecer por cada cosa que llega a nuestra vida?


Creo que la respuesta no es fácil porque las circunstancias para cada persona son distintas... estoy completamente de acuerdo que el perder a un ser querido, un trabajo, un relación, cualquier situación donde se genere un malestar o dolor son completamente validos en los seres humanos porque a fin de cuentas, todos respondemos a sentimientos y emociones distintas, pero mas allá de todas las tragedias o buenaventuras que vivimos siempre existe un porque de las cosas, razones también validas que están escritas en nuestro destino...


A Kiki el destino le tenía reservado quizá dolor y pérdida, pero también esperanza y vida... No dudo en lo mas mínimo que mas adelante en su vida será una persona que valore muchísimo mas lo que pase a su alrededor, porque aunque no he estado al borde de la muerte como ya lo dije, me imagino que el estarlo te convierte en un ser único...


Duele la muerte, la perdida... pero mas duele el no sentirse sensible a lo que nuestros ojos ven... pobreza, catástrofes, violencia, hambre... Duele el ver como nosotros mismos acabamos con lo que nos queda en esta ya tan atrofiada Tierra... Duele el dejar atrás muchas cosas y más aun enfrentarse a otras mas difíciles... duele el decir adiós, pero mas duele el vivir en la oscuridad, el odio y la amargura...


A veces parece que la vida es muy dura y nos quejamos de ello, pero el ver a Kiki creo nos devuelve muchas razonas a la humanidad para vivir intensamente y con gusto…


Bendito Dios por dejarme ver todo lo que pasa, aunque duela… porque día a día me doy cuenta de lo mucho que vale la pena vivir y luchar… abrir los brazos al cielo y decir: Gracias…!!!